Entonces, sanaré toda herida, aprenderás a perdonar desde lo más profundo de tu corazón. Sabrás amar como pretendo que ames. De tu boca saldrán palabras dulces y de consuelo para aquel que esté fatigado. Te compadecerás de cualquiera que sufra lo que sea que esté sufriendo. ...
El Cielo, la Santísima Trinidad y vuestra Madre, necesitan hoy más que nunca, apóstoles de fuego, con celo y pasión dentro de la Santa Iglesia. ¿Amados, cuánto hace que no hacéis una confesión general como muchos laicos la hacen?