11Y ella dijo: Señor, ninguno. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno: vete, y no peques más. 12Y hablóles Jesús otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo: el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre de la vida. ...
Y una voz desde la nube dijo: «Este es mi Hijo amado, a quien he elegido y en quien tengo complacencia. ¡Escúchenlo!». Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra aterrorizados. Entonces Jesús se acercó, los tocó y les dijo: «Levántense, no tengan miedo»...