sobre la decente blancura que amortaja la pasión roja de la caoba, alguien, como reproche cariñoso, pronunció el nombre familiar y temido. La imagen del tirano abarrotó el instante, no clara como un mármol en la tarde, sino grande y umbría como la sombra de una montaña remota...
En efecto, el amor a Dios, del que los presbíteros y los religiosos se convierten en imágenes visibles –aunque siempre imperfectas– es la motivación de la respuesta a la llamada de especial consagración al Señor a través de la ordenación presbiteral o la profesión de los consejo...