lo que las ayuda a adaptarse a la temperatura exterior. Cuanto más caliente, sus vasos sanguíneos se expanden para mover la sangre a su grasa y la piel, de modo que el aire y el agua pueda enfriar sus cuerpos. Esto hace que sean más rosadas. Cuando hace más frío, ocurre...
Y si no son beneficiosas para nosotros, todavía lo son menos para otras especies. “Sería interesante analizar cómo nuestra actividad diaria les aleja de las ciudades mientras ésta se produce. Estamos sumidos en un caos de ruidos, gases contaminantes, tensión, agresividad”, explica Gonzál...